lunes, 24 de febrero de 2020

Textos presentados en el II Encuentro sobre Investigación del Centro para la Excelencia Académica-UPRRP y pdf de la revista Cruce

                            Para acceder en línea a la revista de Cruce haga click aquí



    El quehacer transdisciplinario del Instituto de Investigación Violencia y complejidad                                                          Madeline Román

A nombre del colectivo de profesores y asistentes de proyecto que componemos el Instituto de Investigación Violencia y complejidad, agradezco al Centro para la Excelencia Académica por habernos invitado a presentar este proyecto que ha sido y está siendo toda una aventura para nosotros. 

El Instituto de Investigación Violencia y complejidad se creó en el verano del 2012 a partir de una propuesta para creación de Institutos de Verano que nos fue aprobada por el Programa de investigación y creación subgraduada, mejor conocida como iInas. Aunque la propuesta aprobada fue para un instituto de verano, nos lo cogimos en serio y formamos un Instituto en propiedad. Este proyecto se creó a partir de un deseo nuestro de producir un saber sobre la violencia a la altura de la complejidad y de los tiempos. El proyecto, que agrupa al presente un total de 15 profesores/investigadores es, hasta donde sabemos, único en su clase en todo el sistema de la Universidad de Puerto Rico. Es un proyecto inter, multi y transdisciplinario que se nutre de la participación de profesores de distintas formaciones académicas provenientes de nuestro recinto y de otros recintos del sistema. Nuestro deseo es atender la problematica de la violencia de forma compleja. Al decir de Edgar Morín, teórico del paradigma de la complejidad, complejo es aquello que no puede explicarse a partir de una palabra maestra. Cada uno de los profesores que componen el Instituto tiene su propia trayectoria reflexiva e investigativa en el tema de la violencia y al juntarnos lo que hacemos es poner en dialogicidad los saberes que manejamos, reconociendo que no hay conocimiento omnicomprensivo, por ende estamos convocados a intentar producir sentido del fenómeno de la violencia desde distintos flancos de observación. Estamos profundamente convencidos de que solos no podemos y que necesitamos del otro para contrastar y ponderar nuestros hallazgos y nuestras reflexiones.

En el transcurso de estos siete años de trabajo, creamos el Observatorio móvil para el estudio de la violencia, gracias a una propuesta que nos fue aprobada por los fondos institucionales FIPI. El Observatorio móvil no es un mero almacen de datos sino un espacio vivo en el que los investigadores del Instituto y otros colegas que se han motivado suben a una página web aquella información que nos parece relevante desde horizontes de sentido particulares. Este observatorio lo promovemos como un recurso educativo para profesores, estudiantes y público en general interesado en seguirle la vista al tema de la violencia. El Instituto cuenta también con un blog en el que damos cuenta del trayecto de nuestro trabajo. A lo largo de estos años se han celebrado un total de seis encuentros teórico/investigativos abiertos al público que hemos titulado Conjunciones complejas: encuentro transdisciplinario para el estudio de la violencia, hemos traído un total de 4 conferenciantes visitantes: la profesora Pegg Birmingham, estudiosa de los derechos humanos, el profesor Mark Seltzer, estudioso del tema de la criminalidad y los medios, el profesor David Lyon, estudioso del tema de la vigilancia y la profesora Shoshana Feldman, estudiosa del tema del derecho y la violencia extrema, hemos publicado dos números de dos revistas académicas: el número 27 de la Revista de Ciencias Sociales, UPRRP en el 2014 y un número de la revista Cruce de la Universidad Ana G.Méndez dedicado al tema de la deuda y la violencia. Hemos publicado también dos libros/colección de ensayos dando cuenta de nuestro trabajo: Entre violencias (Editorial Educación Emergente, 2017) y Transitando: ciudad, abandono y violencias (Publicaciones Puertorriqueñas, 2018), éste último auspiciado por la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades


En aras de promover el uso del Observatorio móvil como recurso educativo hemos llevado el Observatorio a los recintos de Río Piedras, Humacao, Arecibo, Bayamón, Cayey y Mayagüez (fotos), a la Universidad Ana G. Méndez y a la Universidad del Este. Hemos sometido propuestas que nos han sido aprobadas en el Programa iInas, los Fondos Institucionales FIPI y la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. El Instituto se nutre de los trabajos de estudiantes asistentes de proyecto del programa graduado de experiencias formativas, del programa de estudio y trabajo y de diversidad de estudiantes que, de manera voluntaria, se integran a los trabajos en aras de tener una experiencia investigativa. La participación de todos ellos ha sido una experiencia de crecimiento mutuo que valoramos inmensamente. En el Observatorio móvil se trabajan una serie de ejes investigativos: violencia de la economia y economia política de la violencia, relaciones entre la ley y la violencia, la violencia que regresa a los lugares de donde hemos querido erradicarla, ingobernabilidad y espacio urbano, intersecciones entre la ley psicoanalítica y ley pública, ley del Estado, representación de la violencia y violencia de la representación, violencia, lenguaje y tiempo, Guerra y nuevos escenarios bélicos. Dentro de cada uno de estos ejes subimos materiales diversos tales como artículos académicos, artículos en prensa, documentos de entidades públicas y privadas, estadísticas y videos. El Observatorio es una cantera de conocimiento el cual, aparte de contribuir con valiosas reflexiones es también divertido. Cada quien- y del nivel que sea- puede entrar al Observatorio y acceder a materiales que puedan ser de su interés. Todo el trabajo que hacemos en el Instituto lo hacemos desde el horizonte del conocimiento como un bien común. En un contexto epocal donde se habla de la empresa universitaria nos esmeramos y empeñamos en comunicar que la función de la Universidad es producer ideas y que, al decir de la teórica feminista Rossi Braidotti, “idea es un estado de enorme intensidad que hacen aparecer posibilidades de acción y de vida hasta ahora insospechadas”. En el Instituto esa es precisamente nuestra apuesta.



                     Sobre el carácter transdisciplinario del significante la deuda
                       (Presentación de artículos publicados en Revista CRUCE)

                                            Aportación de Marlene Duprey
                                                       Y Miriam Muñíz

II Encuentro de Investigación Transdisplinar
31 de enero 2020- Facultad de Educación- UPR-RP
auspiciado por el Centro para la Excelencia Académica.

El número de la Revista Cruce de la Universidad Ana G. Méndez publicó los trabajos de nuestro 6to encuentro Conjunciones Complejas para el estudio de la violencia, encuentro que trabajó alrededor del significante de la DEUDA desde un perspectiva amplia y transdisciplinaria. La deuda que tanto agobia al mundo contemporáneo, nos toca con más fuerza a los puertorriqueños bajo la sindicatura de una Junta de control Fiscal como gobierno hace ya un cuatrienio. Así por ejemplo, El texto Deuda y Cronos, del Dr. Félix López Román: es un texto transdisciplinario por los paralelismos que establece entre el mito griego de Cronos y el capitalismo neoliberal de la deuda. El autor desde una perspectiva arqueológica, desentraña el concepto de la deuda y su dominio sobre el tiempo a partir de sus fundamentos míticos y etimológicos. En el mito, Cronos devora a sus hijos como alimento para seguir vivo y mantener su dominio . En ese banquete sacrificial , negándole la vida a sus hijos, está el registro de una doble aniquilación la del pasado y también la del futuro. Nos dice el autor: “ el capitalismo manifiesta lo propio de Cronos la de devorar todo lo que engendra”. La deuda es el Cronos del Mundo y las crisis su manera de engullir ganancias”. Se detiene en mostrar los registros griegos y latinos del término deuda. Desde la la acepción griega de pistis, que significa fe o creencia, y de la del latin debita, que significa deuda,. Tanto pistis como debita se conjugan en la sintesis del concepto actual de crédito. A las acepciones griega y latina el autor añade la que procede de Benjamin del alemán Schuld, que siginifica tanto deber como culpa, mostrando su filiación religiosa. Este vínculo entre capitalismo, deuda y religión también es explorado en el Performance Chatarra: una poética de la crisis, de Ricardo Cobián Figueroux, que se presentó en la Universidad de Puerto Rico 12 al 15 de abril de 2019 en el Anfiteatro Número 1 de la Facultad de Estudios Generales, y cuyo eje de reflexión gravitó alrededor de los avatares del sujeto de la deuda en Puerto Rico. El comentario que public aquí sobre esta propuesta estética también se detiene a analizar las maneras como desde el gesto paródico, el acto performativo construye una poética de la crisis fusionando dos esferas aparentemente diversas y dísimiles como son el mercado financiero y la catedral medieval para producir un sentido nuevo en el que el capitalismo financiero, siguiendo los registros de Walter Benjamín, se presenta como la nueva religión. Esta obra teatral, integra la rigurosidad de la investigación de la crisis económica en Puerto Rico propia de las Ciencias Sociales, transformando estos hallazgos en un lenguaje teatral que integra multiplicidad de medios.

Un análisis importante lo encontramos en el artículo de Karen Entrialgo, titulado Deuda y Tiempo. Aquí la autora le da continuidad a su investigación de la violencia y su efecto en lo que ella llama el desinflamiento de lo simbólico cuya consecuencia es la inoperancia del lenguaje significante. El análisis, que desde esta premisa realiza sobre diferentes aspectos de la cultura contemporánea, la lleva a plantearse la tesis de una crisis antropológica sin precedentes que amenaza con bloquear el proceso civilizatorio. Desarrolla esta tesis aquí, tomando como referencia central al filósofo Jean Baudrillard con su declaración de “la muerte del pensar”. Para esto, se detiene a contrastar las diversas concepciones del tiempo que muestran filósofos como Nietszche y Heidegger, pasando por Benjamin , a los que suma a Giorgio Agamben y Peter Sloterdijk, sin dejar a Gilles Deleuze. Dice Entrialgo ,” a pesar de las diferencias. de época [. ] y la diversidad en carácter de estilo y pensamiento, todos tienen en común la problemática del tiempo”. Ya fuera el tiempo de la espera o el de su agotamiento, Con consecuencias tanto en nuestra capacidad de pensar , de imaginar ... como en el arte , la política , pero también en la ética y en la imposibilidad del proyecto de una vida colectiva. Partiendo de ese diagnóstico , que se podría llamar terminal, hace intervenir, junto a Lazzarato, a la deuda financiera como gestora de una problemática del tiempo que lleva a su cancelación . Al capitalismo financiero como el agravante de una condición humana que la enfrenta a un tiempo sin futuro. Lo que le sirve para enfatizar: No es sólo la violencia de la economía sino que es la violencia sobre el tiempo. 

Sonia Serrano, otra de las investigadoras del Instituto se detiene a pensar las condiciones de poder establecidas por el capitalismo neoliberal para lo cual su referencia principal es la filosofa Wendy Brown. Con ella se establece que bajo el neoliberalsimo el dominio económico desplaza al Estado y a sus politicas sociales, produciendo la generalizacion de la precarización social. Y que la deuda viene a ser la que permite al capital financiero encargarse del dominio de la vida y la muerte de la poblaciones. Por otro lado, destaca el papel que juegan las nuevas subjetividades bajo las condiciones de sobrevivencia impulsada por la sociedad de consumo. La lógica de la competencia que propulsa va de la mano con la situación de inseguridad, incertidumbre y vulnerabilidad que genera. Y lo que es más grave por la ansiedad que provoca el discurso neoliberal del “empresario de si mismo”, planteado por Foucault y actualizado por el filósofo Byung Chul Han;. Aquí se manfiesta los trastornos, en una psiquis cautiva por las exigencias que los extremos de competitividad e individualismo , producto de la nueva subjetividad neoliberal. La autora presenta la deuda , y aquí como en gran parte de estos trabajos, la referencia obligada es a Mauricio Lazzarato, bajo su funcionamiento en el ámbito universitario y su agentes principales los profesores por contratos y temporeros y los estudiantes con los préstamos. En ambos es la precarización y la deuda las que marcan sus condiciones vulnerables de vida. A la vez y paradojicamente, participantes de las mayores exigencias profesionales y de expectativas de éxito. Aunque, sin embargo, se confrontan justamente con su opuesto.

Otros dos artículos que hacen un cruce transdisplinario de gran relevancia son los de la Psicoanalista Amaryllis Muñoz, titulado Pagar de más y el de nuestra asistente de Investigación y estudiante Graduada de Psicología Glorimar Posso, titulado Ganar debiendo: interrogantes paradójicas del proceso de sujeción contemporáneo. En el primer texto Amaryllis Muñoz, avanza una reflexión desde los registros propuestos por los discursos psicoanalíticos. La también psicoanalista lleva a cabo dos reccorridos en su trabajo: En el primero examina el estatuto psicoanalítico de la deuda y el pago, mientras que en el segundo trabaja el sujeto de la deuda “desde algunos debates contemporáneos que han nutrido y complejizado el discurso psicoanalítico”. Con ello alude específicamente a aquellos debates vinculados “a la presencia de una economía feroz, que, como “máquina cruel y violenta”, pretende colocarnos a todos como deudores discapacitados para cumplir con lo que se estipula se debe pagar” (Muñiz:2013). Entiende Muñoz que esta máquina es la economía de mercado actual, que se coloca como el amo del discurso lacaniano, “se apropia de una culpabilidad mítica y nos inviste de responsabilidad ante la suposición de la ruina del capital (el problema de la deuda)”. Si bien nos dice Muñoz, la genealogía del pensamiento psicoanalítico sobre los significantes deuda y pago, estuvo vinculado inicialmente a historias míticas como el asesinato del padre primordial en Sigmund Freud; es con Lacan y los poslacanianos que se establece una puesta al día de la figura del Amo bajo la forma de mercado y el mandato a gozar como eje del endeudamiento. Siguiendo las pistas teóricas de Néstor Braunstein, Muñoz entiende que “asistimos a una era en la que se efectúa una transformación del amo capitalista al amo mercado- el que desde el poder económico- nos invita a gozar. Goce que no es el de la castración psicoanalítica, sino el gozar, con z, en aras de eliminar la falta o bien (como se expresa al presente) que la adquisición de los gadgets: teléfono, computadora, aplicaciones, sean las que llenen el vacío, como real-como aquello que no tiene límite, nos hagan sentir autónomos, completos y nos propicien un plus de gozar. El texto de Muñoz es una referencia imperdible sobre el cruce entre las coordenadas psicoanalíticas de culpa, goce, deuda y pago en el contexto del neoliberalismo actual y unos de los ejercicios de investigación transdisciplinar que integra el conocimiento psicoanalítico a aspectos poco explorados en su campo de especialidad. De igual manera, Glorimar Torres Posso se mueve por las coordenadas del pensamiento psicoanalítico, para elevar sugerentes interrogantes sobre lo que significaría hoy día ser sujeto del significante deuda. Torres trabaja de manera interesante la dialéctica del amo y el esclavo hegeliana, tan importante para el pensamiento psicoanalítico. Es un trabajo que se hace preguntas: Así por ejemplo, me resulta muy sugerente ese pensar interrogante de la autora. Esta expone que si bien “El lugar del endeudado produce padecimientos que, aunque generan malestar, por otra parte amparan lo infantil que habita los afectos ante el abandono que produce no tener amo, hacerse el propio amo de sí y con ello perder el sostén del Gran Otro omnipotente y omnipresente, que aunque castigue y explote ampara. ¿Será -se pregunta-que la deuda conserva un sabor menos amargo que el reconocimiento de la impotencia propia o será acaso el registro psíquico de deudas un intento de tener (en)cuenta lo que se necesita saldar para salir de la impotencia?” Pregunta que deja abierta y que da que pensar. Torres nos recuerda además que “La identificación que sostiene el lugar del amo, tampoco es intocable, pues como el discurso mismo establece, el amo solo es amo en tanto es reconocido como tal a partir del significante que le provee una identidad”. Por lo mismo la pregunta que cabría pensar es , “¿Cómo no reducirse a la lógica que exige gozar y que a la vez culpa de no hacerlo lo suficiente?”. Hay en este texto preguntas que invitan a seguir pensando desde el psicoanálisis el problema de la libertad individual desde la deuda como estructura psíquica y su correlato de la deuda como hegemonía del capitalismo.

Finalmente y en un registro diferente de la investigación transdisciplinaria, el artículo de la profesora Maribel Ortíz, titulado “Entre el perdón, la deuda y la promesa: Soldados de Salamina de Javier Cercas”, se detiene sobre la novela de este autor extremeño. En Soldados de Salamina, Cercas trabaja el tema de la Guerra Civil española. A partir de este texto literario, Ortíz rescata “las posibilidades inexploradas” del perdón como una posible “ética para los enemigos”. Nos permite attender el tema de la deuda desde otro lugar alejado del lenguaje economicista para para mirar los temas inherentes a la Justicia Restaurativa, la Justicia Transcional en los países que han vivido conflictos bélicos. En el caso español, por ejemplo, ya no se trata de la deuda contraída por Sánchez Mazas, personaje principal de la novela de Cercas, sino que, es ahora la sociedad española entera, la que se debe excusar con aquellos que fueron maltratados por el gobierno militar en la defensa de la República. El análisis de Maribel Ortíz es una aportación valiosa al acercamiento que hace la literatura actual sobre los conflictos bélicos del pasado y las deudas o cuentas pendientes con la memoria de los mismos. Hasta aquí mi intervención sobre parte de las investigaciones publicadas en este número de la Revista CRUCE. Ahora los dejo con la profesora Elizabeth Crespo, quien terminará de presentar el carácter transdiciplinario del significante de la DEUDA, en las otras investigaciones.


                                   Deuda, derechos humanos y feminismos
                                             Elizabeth Crespo Kebler

Uno de los temas que aborda el volumen de Cruce (Violencia y deuda,10 de noviembre 2019) está relacionado a los derechos humanos de las mujeres y los feminismos. Tres ensayos de las autorías de Madeline Román, María Isabel Quiñones y Elizabeth Crespo Kebler, desde perspectivas diferentes y con desacuerdos, tratan estos asuntos. Para abordar estos tres ensayos propongo considerar como contexto para los reclamos de derechos humanos de las mujeres, y para el volumen completo sobre la deuda, lo que describe Miriam Muñiz Varela en su proposición número uno sobre la deuda, “las políticas neoliberales y el dominio del capitalismo financiero vía la deuda, ha terminado por echar a andar, sobre todo, a partir de su crisis del 2008, una máquina de guerra, no para “defender la sociedad” sino para destruirla” (5). En su proposición número 3, sintetiza el proceso de dominio del capital financiero sobre el capital industrial.

 “Que la deuda se convierte , desde la crisis de 1973 en un ‘aparato de captura de la vida’... La crisis del fordismo, limitó la obtención de ganancias industriales en los países que lideraron esa acumulación y abrió el camino al domino del capital financiero global para asegurar, por otros medios, sus niveles de ganancia. Las políticas neoliberales ya conocidas, que llevan a cabo la economización dineraria de la vida, se hacen cargo por medio de la renta/exenciones/impuestos y recortes al gasto público, de imponer formas violentas de destrucción social. Se necesitaba liquidar el Estado Social y fortalecer el gobierno económico/financiero y su papel protector de la propiedad” (5). 

Continúa diciendo Muñiz Varela, “El dinero de especulación/deuda nunca ha tenido una mayor libertad de circulación, aceleración, digitalización, pero también de depredación, extracción y empobrecimiento globalizado. Lo que analizamos, corresponde al modo bioeconómico en los tiempos pospolíticos, que se nutre del valor dinerario, ya no solo del trabajo sino también de la vida, vía el endeudamiento” (11). Ese ataque a la vida se manifiesta en los niveles crecientes de pobreza y de desigualdad social, la emigración masiva, el aumento en las muertes violentas y el aumento de las personas que pierden su casa porque no pueden pagar la hipoteca mientras que el banco se reapropia de ella y la revende a fondos buitre a una décima parte de su valor. 

Con este capital que exige como pago no sólo el trabajo sino la vida, se juntan los fundamentalismos políticos y religiosos. En mi ensayo “Las deudas pendientes del estado con las mujeres”, argumento que “Las políticas neoliberales, la injerencia de actores no estatales y los espacios que ocupan en las políticas públicas causada por el colapso de los servicios gubernamentales y el crecimiento de la inseguridad económica, son fenómenos globales” (98). La participación de actores no estatales, que persiguen insertar agendas religiosas para limitar los derechos sexuales y reproductivos es también un fenómeno global. Vandana Shiva, destacada ecofeminista de la India, señala que “Las políticas fundamentalistas, extremistas y excluyentes surgen para llenar el vacío dejado por el colapso de la democracia económica y el crecimiento de la inseguridad económica” (99). 

Es en este contexto que surge la campaña “Las deudas pendientes de los gobiernos con las mujeres”. Articulada en el marco de la reafirmación de los derechos económicos, sociales y culturales, ha representado una alternativa de resistencia. Frente a la encrucijada de la deuda o la vida, ha sido una apuesta organizada a la vida. Otra apuesta a la vida desde el activismo feminista ha sido la campaña “Vivas, libres y desendeudas nos queremos” que tuvo una de sus primeras expresiones en junio de 2017 frente al Banco Central de la República Argentina, en Buenos Aires. El lema expuso la relación de las finanzas y el endeudamiento con la vida diaria de las mujeres, la violencia contra las mujeres y las formas de explotación laboral. Fue uno de los reclamos del Paro Internacional de Mujeres, una movilización del 8 de marzo convocada desde el 2017 por organizaciones feministas en todo el mundo “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos” le pone cuerpo a la abstracción financiera, vincula el endeudamiento de las economías domésticas sostenidas mayoritariamente por mujeres con la falta de autonomía que las expone aún mas a las violencias machistas. 

Distinto a lo presentado en mi ensayo, o quizás como una advertencia para la reflexión, Madeline Román señala que la consigna “el Estado le debe a las mujeres” es parte del conjunto de significantes que establecen la obligación de pagar como un imperativo moral sin el cual el capitalismo no podría subsistir. “Todos terminamos hablando el lenguaje del capital: rendición de cuentas, que pague el otro” (120). 

Madeline Román ve en la movilización mundial de mujeres, sobre todo en el movimiento #MeToo una corriente regresiva, “un recrudecimiento de las subjetividades punitivas de la cultura del castigo o bien del castigo por el castigo mismo ... un drama entre la vulnerabilidad femenina victimizada, de un lado y un agresor masculino de otro” (114). Es un feminismo que “equipara justicia y cárcel y solo se siente resarcido cuando el perpetrador es castigado máximamente y desde una moralidad aplastante” (114). Argumenta que se coloca en un mismo plano todas las violencias desde el chiste inapropiado a la violación. El feminismo se ubica en el political correctness de denunciar al perpetrador como una muestra de ser feminista “de verdad”. Román ve en el propio sistema de dominación masculina una correspondiente involución que se manifiesta en lo que describe como una “re-rigidización de las categorías de género” que encuentra justificación en la frase “boys will be boys” (118). En resumen, para Román, la violencia contra las mujeres no se resolverá echando mano del ámbito penal o del victimismo como identidad de la persona que reclama ser resarcida a través de los mecanismos del Estado.

María Isabel Quiñones retoma el problema de la violencia de género como un problema a ser asumido por el sistema de justicia criminal desde una perspectiva distinta a la de Román. Quiñones pregunta, ¿cómo apalabrar la vergüenza, el temor a represalias que experimentan las víctimas del acoso sexual? Citando a Slajov Zizek, Quiñones distingue entre la verdad (factual) y la veracidad. “Lo que hace del testimonio de una mujer violada algo veraz es su incoherencia factual, su confusión, su informalidad ... las deficiencias factuales confirman la veracidad del testimonio, puesto que señalan que el contenido narrado contamina el modo de informar acerca de él. De estas sutilezas no se encarga la ley...” (108). En las vistas de confirmación del juez Brett Kavanaugh, Christine Blasey declaró que fue atacada sexualmente por el candidato cuando ambos eran adolescentes. “Blasey Ford solo recordaba los colores de las paredes, la escalera de la casa, las manos cubriendo su rostro, las risas a expensas de su humillación” (107). Para los senadores que favorecieron su nombramiento a juez del Tribunal Supremo, la falta de hechos corroborables, el día exacto, la ausencia de testigos mostraban la falta de verdad (factual). Los estudios sobre las experiencias de las víctimas confirman que sus recuerdos son confusos y se fijan en sensaciones imborrables. “Quienes denuncian una desaparición no pueden producir una verdad factual. Lo mas probable es que el cuerpo del desaparecido o desaparecida haya sido disuelto en ácido, abandonado en el desierto, desmembrado o desollado” (108). Como afirma Quiñones, “El análisis desapasionado y objetivo de la violencia de género reproduce y participa de su horror” (107).

“Ni deuda ni venganza: El mal(estar) #MeToo” (107). Para Quiñones el movimiento #MeToo es una respuesta a la impunidad de los protocolos institucionales y legales, así como a las relaciones de poder que ocultan la violencia de género. El movimiento #MeToo abre un espacio para escuchar las personas que por diversas razones han permanecido en silencio. Invita a reflexionar “sobre gestos, expresiones y prácticas de género que se ha normalizado. Las que pueden catalogarse como crímenes no acaban de encontrar su justo lugar en el Derecho ni alcanzan su pleno carácter público” (112). Citando a Segato, afirma que “ni siquiera la quema de brujas del medioevo europeo equivale a los feminicidios contemporáneos, pues aquella representaba una pena pública de género, mientras los feminicidios nunca alcanzan a emerger de su captura privada (112). Coincido con Quiñones cuando afirma que “las relaciones de género y las sexualidades muestran como nunca su drama y su urgencia”.



No hay comentarios:

Publicar un comentario